Lazos tóxicos con familiares
A quien más o a quien menos le ha pasado, que en la relación con algún miembro de su familia han saltado chispas. Invisibles, sutiles o fuertes, pero esas “chispas” provocaban unas emociones incómodas cuanto menos.
Lo difícil de la situación es que, al ser un miembro de nuestra familia, la relación se convierte entre obligada y deseada, como cuando es el padre, la madre, hermanos o la suegra. No nos gusta lo que sentimos cuando vemos o hablamos con esa persona, pero pensamos que estamos condenados a aguantarle.
¿Qué podemos hacer para superar los lazos tóxicos?
Todo lo que nos sucede en la vida es para aprender algo.
Plantéate esto por un momento. Has venido a este mundo material, con un cuerpo físico que confina tu energía vital, para aprender algo. Abre tu mente y no te consideres un ser aislado sino conectado a todo y a todas las personas de este mundo.
Lo que más nos duele esconde la lección más difícil.
Piensa en la vida como un gran máster. Esos que duran muchos años y requieren de una gran voluntad para obtener el título. El máster de la vida!. Este súper máster, requiere de un cierto esfuerzo por tu parte para estar atento, despierto y consciente y que así no se te escape toda la información que existe a tu alrededor, ya sea de tu entorno físico o de las personas que se cruzan en tu vida. Cada circunstancia, situación, hecho o relación que te sucede en la vida es por algo, y esconde una lección de ese máster.
En este máster existen dos tipos de lecciones:
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Las lecciones fáciles: son las situaciones de la vida que nos producen emociones agradables y placenteras. Algunos de los aprendizajes escondidos en esta lección, serían:
- El agradecimiento: Agradecer todo lo bueno que tienes en este momento en tu vida.
- La confianza: Confiar en que la vida siempre busca el bien para ti y para todos los demás con los que, recuerda, estás conectado.
- El disfrute: Aprender a disfrutar con los pequeños detalles, que cada día están ahí a tu alrededor, para que los sientas y saborees.
El problema es que como sentimos que la lección es fácil, no la practicamos demasiado y la pasamos por alto.
- Las lecciones difíciles: Estas lecciones del máster de la vida, son aquellas situaciones que nos provocan emociones dolorosas o incómodas. Estas son esas lecciones que se nos atragantan y las que nos da un “palo” tremendo ponernos a estudiar, pero por las que cada día abrimos los apuntes y hacemos el esfuerzo de intentar comprenderlas. Y mientras se nos dispersa la mente, recordándonos lo aburrida que es esa lección, dejamos que pasen horas y días, hasta que llega el momento del examen y no nos queda otro remedio que comprenderla, porque estamos convencidos de que, en el examen, cae ese tema. ¿Te suena de algo esta situación? Pues es lo mismo que te ocurre con las relaciones tóxicas.
Inconscientemente y sin darte cuenta, tú eres el que abres los apuntes cada día por este tema, atrayendo a esa persona o esa situación que te produce esa emoción de inferioridad, de rabia, de rencor, de tristeza…
Hasta que un día llega el examen, que es cuando te pones enfermo, o la vida te da un palo fuerte o cuando simplemente decides despertar y cambiar algo en tu vida. Ese día estás preparado para aprender la lección.
Mira a esa persona o situación que te duele, como si a través suyo tuvieras que recibir un mensaje.
Lo más gracioso de todo, es que tenemos las claves para comprender esa lección que se nos atraganta, delante de nuestras narices. Son precisamente esas personas tóxicas con las que tenemos esos lazos negativos, o esas situaciones que se repiten provocándonos una y otra vez esas emociones dolorosas, las que nos traen el mensaje más valioso y las claves para aprender una gran lección de vida.
Prueba a separar la emoción que te provoca esa persona, de la persona en si, y mira a esa emoción con curiosidad, como mensajera de algo que tienes que trabajar en ti mismo y que hasta este momento no has sido capaz de ver.
La persona o situación con la que tienes esos lazos negativos, es solo el mensajero. Es tu emoción aislada la que trae el valioso contenido. No tiene que ver con el otro, sino contigo mismo.
Mantener el “lazo negativo”, te distrae de ver tus sombras.
Nos empeñamos en poner el foco en los demás y en cómo el otro nos hace sentir, pero la responsabilidad de tus sentimientos es solo tuya.
Tú eliges lo que sientes con tu forma de pensar.
Reflexiones ante la relación:
- ¿Cuál es la emoción que predomina en ti cuando esa persona aparece? ¿Rabia, tristeza, impotencia…?
- ¿Qué pensamientos te vienen a la cabeza cada vez que te enfrentas a esa persona o situación?
- ¿Cuál es tu reacción automática? ¿Ponerte a la defensiva y atacar, o empequeñecerte justificando tus actos?
- ¿Qué inseguridad tuya, esconde detrás tanta justificación o ataque?
- ¿Qué clase de persona te hace sentir ese familiar o situación que te afecta negativamente?¿Inseguro, tonto, perdedor, fracasado, poca cosa, vago, egoísta, caótico…?
Ahí está tu sombra, esa clase de persona que te hacen sentir y que por todos los medios evitas ser, esforzándote por ser justo lo contrario y juzgando a todos los que según tu son así.
Por ejemplo: Esa persona o familiar, hace que te sientas débil, pero en la vida te intentas mostrar siempre fuerte ocultando tu vulnerabilidad, incluso juzgas y sientes cierto rechazo por los frágiles y víctimas.
O cuando rechazas a una persona por egoísta que siempre está pensando en sí mismo, y priorizándose, quizás lo que te da rabia en realidad, es que tú no lo haces por ti, por la creencia limitante: «Si me priorizo soy egoísta y eso es malo». Cuando precisamente, lo negativo es vivir priorizando al resto, acumulando rabia o frustración, y después responsabilizar a los demás de mi malestar.
Gestionar emociones y relaciones no es fácil, sobre todo porque no nos han formado. Hemos aprendido de los mismos errores que nuestros padres, y después cada uno a decidido cambiarlo o no para romper esas cadenas de toxicidades que arrastramos entre generaciones.
Si quieres profundizar en la gestión emocional puedes hacerlo con mi video curso: gestiona emociones.
Romper esos lazos tóxicos depende de ti, y te aseguro que eres capaz.